Proyecto de expresión y espacio para la tecnología, cultura, empresa, estética y humanidades en generalInformación legalAdquirí la afición por el ajedrez en una etapa muy temprana. Quizás a los 12 años, o menos. Cayó en mis manos la por aquella época famosa "Cartilla de ajedrez", de Román Torán, publicación destinada a fomentar el ajedrez entre los más jóvenes. No sé si por sí solo hubiera sido suficiente para iniciarme en este juego/arte/deporte/ciencia, pero lo cierto es que había una cierta frustración en mi ser. Y lo recuerdo perfectamente, en el colegio, clase de preternología, el profesor se dedicaba a jugar al ajedrez con otro de los alumnos aventajados y yo, pobre de mí, le comenté al profesor que quería jugar. - No sabes jugar, venga, ponte a hacer esta otra cosa.No me acuerdo de qué era esa otra cosa que tenía que hacer y tampoco si esa era la frase exacta que utilizó. Pero quédense con la idea, el profesor, en lugar de enseñarme, simplemente me eludió. Y ya tenemos la combinación perfecta, por un lado el sentimiento de frustración por haber sido relegado a la indiferencia, por otro lado, una publicación clara, concisa y excepcional. En pocos días no sólo sabía mover las piezas, si no que conocía los conceptos básicos de la estrategia y las combinaciones tácticas más frecuentes. Algún tiempo más tarde, paseando con mis padres, vi un cartel pegado a la pared de una de las calles del pueblo en el que se hacía referencia al próximo torneo open de ajedrez del club. O sea que, ¡el pueblo tiene un club!. - ¿Me apuntas al club, papá? Y me apuntaron al club. Me recibieron bien y enseguida hice amigos, bastante mayores que yo, pero ya tenía a alguien contra el que jugar y compartir aprendizaje. Desde entonces hasta ahora, son cientos de partidas oficiales en torneos y miles de partidas en un entorno amistoso de las que no queda rastro, salvo unas pocas que nos dio por anotar. Decenas de viajes en la geografía española, muchos amigos y conocidos procedentes de este mundo, experiencias y anecdotas diversas, y un sin fin de emociones procedentes de décadas de jugar al ajedrez. He constatado, al menos en lo que se refiere a mi caso particular, que al principio se aprende muy rápido, pero a pesar del tiempo dedicado, el nivel alcanzado se queda estable y subir un nuevo escalón se hace cada vez más difícil. Lo he pasado muy bien y he tenido incontables experiencias alrededor de este mundillo, que es más de lo que parece. En la actualidad he dejado de lado esta afición para hacer hueco a otras nuevas actividades que, por la coyuntura social y personal, han surgido. El propósito de la presente entrada es hacer públicas algunas partidas, de las que aún conservo escritas, y de las posiciones más interesantes, haciendo uso de la moderna tecnología, capaz de encontrar jugadas y planes que pasaron ocultos en el desarrollo de la partida. ¿Una partida?Miles de partidas jugadas desde 1983 entre torneos oficiales y partidas amistosas.